Otro que se peleó con un payaso

Posted on febrero 25, 2015 
Filed under Publicado en ABC (Comunidad Valenciana)

Monedero

Quizás lo sepan ya, por viejo, pero aun así lo contaré. Me refiero al chiste aquel del tipo que retorna a casa a altas horas de la madrugada. Desvelada, la esposa sale a recibirle, y al encender la luz se encuentra con que su marido lleva el pelo revuelto, la corbata en el bolsillo, los faldones de la camisa fuera del pantalón, y la cara sospechosamente manchada de carmín rojo y rímel negro. Indignada, la esposa se apresta a poner el grito en el cielo cuando el caradura le espeta con el mayor desparpajo: “¡Cariño! ¡No te lo vas a creer: me peleé con un payaso!”.

El chiste terminaba justo ahí; supongo que porque a nadie le costaría imaginarse al marido calavera corrido a escobazos por el pasillo y pasando el resto de la noche –y quien sabe si del mes–, durmiendo en el rellano de la escalera. Aunque pensándolo bien, si en lugar de ser un chiste ya rancio fuera uno más actual, lo más plausible sería que la esposa hubiera solicitado en Comisaría el parte de lesiones y la denuncia correspondiente, o hubiera indagado entre los circos de la ciudad si alguno de sus payasos había aparecido la noche de autos con un ojo morado.

Lo dicho viene a cuenta del modo en el que la mayor parte de nuestros medios han reaccionado a la infumable trola que Juan Carlos Monedero lleva semanas tratando de colarnos. Me refiero, cómo no, al cuento ese de que una entidad bancaria latinoamericana con una abultada nómina de economistas en su plantilla había solicitado de un politólogo extranjero de currículo tirando a discreto y especializado en temas que nada tenían que ver con el diseño de las políticas monetarias un importante informe por el cual habría pagado entre diez y veinte veces mas de lo que es habitual en estos casos, informe cuyas conclusiones nunca llegaron a implementarse, y cuyo contenido sigue sin haber aparecido.

Como el caradura de nuestro chiste, también Monedero parece empeñado en hacernos creer que se peleó con un payaso. Mientras que nuestros medios, en lugar de correrle a escobazos por mentiroso, andan cogiéndosela con papel de fumar mientras discuten si debió tributar como persona física o por el impuesto de sociedades, en éste o en aquel ejercicio. ¡Cosas veredes!

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