Jugando con las ideologías

Posted on diciembre 19, 2014 
Filed under Artículo de prensa, Publicado en ABC (Comunidad Valenciana)

Podemos

Sin perjuicio de que por alguna parte conste el dato exacto, calculo que el número de los españoles que aun no ha llegado a cumplir los veinticinco años debe estar en torno al treinta por ciento del censo. Si a este porcentaje sumásemos el de aquellos que en noviembre de 1989 aun no tenían edad para comprender el mundo en el que se hallaban viviendo, podría sostenerse que la caída del Muro de Berlín constituye para casi la mitad de los españoles un acontecimiento tan ajeno a sus propias experiencias vitales como para quien suscribe pudiera ser el Desastre de Annual. Y, en consecuencia, el mundo al que este acontecimiento histórico puso definitivamente fin –el del telón de acero, el del imperialismo soviético, el de la amenaza nuclear, el de la Europa dividida…– un capítulo cerrado y archivado de una historia ya remota.

Solo eso –aunque tampoco descartaría las consecuencias de la muy deficiente formación de nuestras jóvenes generaciones, agravada con la desmemoria selectiva de muchos de nuestros intelectuales– serviría para explicar que ante la crisis económica en curso aun haya quienes se atrevan a proponer como solución la estatalización de tales o cuales sectores económicos, el control de salarios y de precios, y la colectivización de la propiedad privada; que ante la actual crisis de nuestro sistema político algunos cifren la salvación del país en un tipo con coleta que no tiene problemas en cantar “La Internacional” mientras otro enarbola una bandera roja y un retrato de Lenin; o –en fin– que la mayoría vea como lo más democrático del mundo el establecimiento de un tupido sistema de “círculos” –“soviets” se les llamaría si viviésemos en la Rusia de hace una décadas– encaminado a controlar de cerca de los detentadores del poder para conjurar todo posible desviacionismo. O que a pocos se les ponga la mosca detrás de la oreja cuando el líder de una formación creada para profundizar en la democracia participativa se estrena exigiendo de sus militantes que pongan sin rechistar en sus manos todo el poder del partido.

Falta memoria, pues. Cuando menos, para recordar que los antepasados ideológicos de estos sujetos llegaron al poder, sí, gracias a unas elecciones. Pero que hizo falta medio siglo y una revolución –varias, en realidad– para echarlos de ahí.

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